3.3. Fuentes de fachada
Bajo esta tipología agrupamos un corto número de fuentes con una disposición muy relacionada en su origen con los pilares adosados, ya que, como éstos, se configuran mediante un paramento arquitectónico, pero con la salvedad de estar completamente exentas. De esta forma un modelo de ascendencia claramente funcional obtiene un mayor empaque visual y urbano, al no disponerse como elemento marginal de una calle o plaza, sino como funto focal o como telón de fondo.
El ejemplo más monumental de este tipo de obras por desgracia no se ha conservado, ya que fue desmontado tras las avenidas del Darro de 1835: el Pilar de la Plaza Nueva de Granada (1590), separando este ámbito de la plaza de Santa Ana. Bien conocido por otro lado a través de grabados, su frontis se concebía como una auténtica fachada monumental de tres calles (la central con heráldica y las laterales con ninfas de pechos manantes), con un entablamento corrido que la unía a dos grandes arcos semicirculares en los extremos y un ático central con frontón curvo. Este magno proyecto, ligado a la vecina y suntuosa fachaa del Palacio de la Chancillería y, por tanto, adscribible también a Francisco del Castillo el Mozo, vendría a unificar y solemnizar aquel espacio público como teatro de la justicia regia.
Sin embargo, las piezas existentes hoy día no tienen un carácter tan monumental. Tal es el caso de la Fuente del Pilar, en Hinojosa del Duque (Córdoba), curiosa fábrica de traza herreriana, de 1570, dispuesta como doble abrevadero, que cuenta con paramentos arquitectónicos en los lados menores para albergar los caños y los escudos señoriales de Sotomayor y Haro. La Fuente de los Ocho Caños de Ronda (Málaga) es un proyecto interesante de la época de Felipe V (1700-1746), que muestra un exquisito carácter funcional, al disponerse como un trozo de arquitectura clasicista completamente exento, coronado por sencillo frontón, disponiéndose en un frente las piletas de abasto humano y al contrario el abrevadero para ganaderías, sin faltar la heráldica local ni dos discos grabados con inscripciones dedicatorias.
Este mismo esquema, como pieza final del periodo, que refleja el creciente intervencionismo del Despotismo Ilustrado en la reforma de la moral y costumbres del campesinado hispano, desarrolla la Fuente Grande de Fondón, en Almería. Es obra del discípulo de Ventura Rodríguez, Francisco Antonio Quintillán y Lois, de 1790, insistiendo en la misma idea de muro exento divisorio de funciones domésticas y ganaderas, lo mismo que ocurre en su remate, al disponerse a un lado el escudo de España y al otro la lauda epigráfica correspondiente. Se trata de un diseño ligado al último barroco madrileño y foráneo al barroco andaluz, prueba del centralismo cortesano de la época.
La Fuente de la Magdalena de Jaén, en fin, podría catalogarse, a regañadientes, según este mismo tipo. Este lugar, germen de la famosa leyenda del Lagarto de la Malena, es un antiguo ninfeo romano, reedificado en tiempos de Cisneros (1517-1519). Desde los inicios del siglo XVI constaba de un nacimiento cubierto, una exedra, que en 1560 se reconstruyó con la inclusión de azulejos alusivos a los reyes cristianos desde la conquista en 1248 y, en fin, una portada monumental de acceso. Sin embargo, cabe decir que el aspecto actual del conjunto data de 1848.
3.4. Fuentes cubiertas
Bajo este último tipo, en fin, aludimos a aquellas piezas en que la fuente se dispone bajo un techado o estructura cubierta. De este carácter participar algunas estructuras que no son exactamente fuentes públicas pero guardan estrecho paralelismo con ellas. Así, por ejemplo, las llamadas Arcas o Cajas del Agua, depósitos de acumulación decantación, registro y reparto de agua concebidos como edificios cúbicos cerrados. Los ejemplos más elocuentes al respecto pueden ser el Arca del Agua de la Mezquita de Córdoba, adosada a su muro septentrional (siglo XVIII); o el venero del Agua de San Marcos, en Alcalá la Real (siglo XVIII); o la Caja del Agua de Puerto Real (Cádiz), diseñada en 1776 por Antonio Ruiz Florindo; o el Arca Real del Agua de Écija (Sevilla), del último tercio del siglo XVI, iniciada Hernán Ruiz II; o el nacimiento de la Fuente del Rey, en Churriana, punto inicial del acueducto del mismo nombre erigido en el siglo XVIII para abastecer la ciudad de Málaga.
También pueden considerarse cercanos a este tipo los lavaderos, todavía presentes en muchos rincones rústicos andaluces a pesar de ser ya obras anacrónicas para estilos de vida actuales. Así, el lavadero conectado a la citada Fuente de Santa Ana la Real, en Huelva, seguramente obra de ascendencia barroca, o la Fuente de la Jaula en Monda (Málaga), que se remonta al año 1572, o la Fuente de los Siete Caños y lavadero del Hoyo de María (Almería), de 1790, o el seiscentista de lavadero de Fuensanta de Martos (Jaén), muy transformado en tiempos recientes.
Pero si nos referimos a fuentes cubiertas usadas estrictamente para el abastecimiento urbano, esta tipología, muy infrecuente, aflora especialmente en la Baja Andalucía. Se trata de ejemplares derivados seguramente de tradiciones mudéjares, que encuentran su mejor referente en la arquitectura monástica, cual es el caso de la emblemática fuente claustral de Guadalupe, en Cáceres. Este tipo de obra, bajo pabellón, es el que encontramos en la Fontanilla de Palos de la Frontera (Huelva), célebre lugar de provisión para los barcos de la expedición colombina. Al parecer se trata de una obra ya erigida en el siglo XIII, recordando la forma de las qubbas o espacios centralizados islámicos, aunque también es posible vincularla a la proyección tardía de los arcos cuadrifrontes romanos. Cuatro grandes estribos sustentan otros tantos vanos semicirculares sobre los que apea una bóveda baída trasdosada en una estructura piramidal. Mucho más sencillo es el Pilar de Moqaya, en Cartaya (Huelva), del siglo XVI, al responder a usos agrarios que recuerdan a los lajibes ganaderos: dos pilares rectangulares cubiertos con bóvedas y dotados de vanos para extracción de agua.
Al mismo tipo responde la Fontanilla o Fuente de los 8 Caños de Utrera (Sevilla). Consta de un pilón central, resguardado por un templete octogonal de gusto mudéjar y cúpula ochavada; es obra de 1541, modificada en el Siglo XIX. Otros dos proyectos sevillanos, más tardíos, de fuente templete, y que en cierta manera podemos considerar modelos historicistas, son los diseños exagonales de la Fuente-Lavadero de Montellano y de la Fuente de la Plata de Morón de la Frontera, ésta última de 1862. También la provincia de Cádiz presenta otro modelo historicista de templete octogonal, fechado en 1839: la Fuente de la Cárcel, del Puerto de Santa María, aunque hay otros ejemplares diferentes, concebidos como edificio cúbico cerrado y cubierto con cúpula: la Fuente de Nuestra Señora de la Oliva de Vejer de la Frontera y la Fuente Grande de Medina Sidonia.